Todo medio de comunicación exige una cierta dosis de escepticismo por parte del que recibe la información, a riesgo de ser desinformado o, en el peor de los casos, engañado. Y esto es recomendable desde la comunicación oral de persona a persona hasta la comunicación a través de los medios masivos, como la prensa escrita, la televisión, la radio y, desde hace algunos años, Internet.
Buscando información sobre salud psicológica en Internet
No es recomendable, entonces, creer a ciegas en todo lo que se oye o lee, no porque haya malas intenciones necesariamente, sino porque todos los seres humanos somos susceptibles de equivocarnos y de dar información errónea.
Esto se vuelve más importante y vital cuando la información que recibimos tiene que ver con nuestra salud o la salud de las personas que nos rodean o de las personas de las que somos responsables, como nuestros hijos. Cuando hablamos de la salud, ya no estamos hablando de información sobre hechos externos, si no que estamos hablando ya de asuntos que tienen que ver con el cuerpo y la mente, asuntos internos, por decirlo de algún modo. Y esto cobra importancia en la medida en la que la información que manejemos será en gran parte la que determine nuestras acciones o nuestras omisiones frente a los problemas relacionados.
El riesgo de recibir información errónea siempre existe, pero se hace particularmente evidente en Internet, donde personas de todo tipo pueden publicar contenidos que muchas veces son equivocados, quedando ahí colgados a la vista de todos.
Peligro de desinformación en Internet
Pensé en escribir esta entrada a raíz de un artículo que leí en una página web (de bonita presentación y de apariencia muy "profesional") dedicada a la crianza y a la primera infancia. Se trataba de un artículo en el que el autor acusaba a los médicos pediatras de dar información falsa y de hacer daño con sus recomendaciones a los bebés y a los padres. El eje de la discusión giraba en torno al tema de en qué momento es recomendable pasar a los bebés o a los niños a su propia habitación.
Pero más allá de tocar este tema de la habitación y los tiempos de los niños, que ya lo tocaremos aquí en su momento, lo que me llamó la atención fue la cantidad de información tendenciosa, prejuiciosa y equivocada que había en ese artículo. Cuando bajé a la sección de comentarios, vi que lamentablemente muchas madres y padres tomaban en serio este artículo y estaban igualmente indignados con los médicos pediatras, a los que acusaban de negligentes.
Me llamó la atención, luego, que había algunos comentarios que el autor y administrador de la web había calificado y publicado como "comentario irrelevante". Estos "comentarios irrelevantes" eran los comentarios de las personas que no estaban de acuerdo con lo escrito en su artículo. Adelanto que desde mi punto de vista, señales de soberbia como esta dan mucho qué pensar acerca del profesionalismo del autor.
Resulta que, leyendo con más atención, el autor es técnico en enfermería pediátrica, cosa que me llamó mucho la atención, ya que esta persona está autorizada a escribir sobre asuntos que tengan que ver con su oficio, y sin embargo estaba publicando artículos con recomendaciones sobre asuntos médicos.
Es como que yo, siendo psicólogo, publique artículos y administre una web sobre psiquiatría. O, más claro aun, es como que el farmacéutico le indique a usted qué medicamentos debe tomar o incluso contradiga o cambie lo que le indicó su médico. No es de ningún modo que el farmacéutico sea menos que el médico, ni que el psicólogo sea menos que el psiquiatra, ni que el técnico en enfermería sea menos que el pediatra, es que simplemente son profesiones distintas; necesarias, pero diferentes, frente a las que se aplica el famoso dicho aquel de "zapatero a sus zapatos".
Uno mismo es el que más se desinforma (de acuerdo a su conveniencia)
Aquellos papás que se apegaban a lo dicho en el artículo mencionado arriba, obviamente no son seres puros a los que una mente soberbia, irresponsable y pretenciosa ha engañado. No, estos papás están utilizando lo dicho irresponsablemente por el autor para justificar sus propias creencias erróneas y sus propios prejuicios. Lo que tal vez sucede en realidad es que no les agrada la recomendación del pediatra y buscan cualquier cosa para tirarse abajo la opinión profesional.
Esto nos lleva a la conclusión de que quien más engaña y desinforma a una persona es la propia persona. Por eso es recomendable estar atentos a esto. En el caso de los papás con el pediatra, sólo bastaba con no llevar a cabo la recomendación, ya que nadie les pone una pistola en la cabeza. No hay necesidad de sacar argumentos y contradecir al profesional sin uno mismo ser profesional en esa rama. A menos que uno busque una segunda opinión, de otro profesional, no de una persona que no ha estudiado para dar recomendaciones de ese tipo.
Cuidado con la información acerca de salud mental en Internet
Es recomendable, por todo lo dicho, nunca tomar lo leído en Internet como si fuera la recomendación que da un profesional cara a cara en un consultorio. Internet jamás reemplazará a los profesionales. En Internet usted encontrará información general que puede acercarse o no, en alguna medida, a su caso particular. Pero su caso particular es único e irrepetible, y, como tal, tiene sus propias necesidades; por eso debe ser pensado y analizado aparte, en un espacio y tiempo exclusivos.
Y digo esto sabiendo y teniendo en cuenta que yo mismo publico muchas veces en Internet. Pues sí, lo vuelvo a repetir, lo dicho en Internet, en primer lugar, son generalidades que, de haber algún problema, no satisfacen de ningún modo su caso particular. En segundo lugar, usted no conoce necesariamente al autor, no sabe por ende si es un profesional recomendable, o si está bien informado, ni siquiera puede que sepa si es un profesional. Así que cuidado, si hay problemas, es necesario darse el trabajo de ver personalmente a alguien.
Solo un profesional puede discutir una opinión profesional
Finalmente, es necesario sopesar las recomendaciones profesionales con opiniones de otros profesionales. Si un psicólogo le da una recomendación y usted duda de ella, busque una segunda opinión, de otro psicólogo, antes de iniciar tratamiento alguno, y acomódese. Igual frente a las recomendaciones médicas o de cualquier otra índole. Si un pediatra le da una recomendación y usted duda de ella, no pretenda rebatirla con la opinión de un enfermero o de la suya propia, busque la opinión de otro pediatra. Si le vuelven a decir lo mismo, cabe preguntarse si acaso es a usted a quien no le gusta la recomendación y por eso anda buscando quien la contradiga.
Para terminar, para darnos una idea, piense en usted y en su oficio o profesión. Piense en lo absurdo y fuera de toda lógica que sería que venga una persona X a contradecir lo que usted sabe, sin ser su colega y sin haber estudiado la misma carrera u oficio. Lo mismo sucede muchas veces en Internet y en otros ámbitos en lo que respecta a la salud mental. Por eso es mejor ser conscientes de esto e ir con cuidado, no sólo en Internet, sino en todos los demás espacios de comunicación.
Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe
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