Cuando hablamos de competitividad, hablamos de los puestos, los órdenes de mérito, las premiaciones, las calificaciones numéricas, todo aquello que a la larga termina en una lista donde unos son mejores que otros, o, dicho en tonos más amables, donde se informa que unos lo hicieron mejor que otros.
Hay un dicho que dice que toda comparación es odiosa, lo que hace referencia más a las comparaciones entre personas. En vez de basar su estrategia educativa en una virtud, los colegios lamentablemente están atrapados en este vicio.
Este problema de la competitividad y otros, como el de las tareas para la casa, provocan que los niños y adolescentes acaben rechazando el aprender o cogiéndole antipatía al trabajo, lo que tendría que condicionar el tipo de adultos que tiene nuestra sociedad.
Aquí les dejamos el enlace a la entrevista:
No hay comentarios:
Publicar un comentario