23 ago 2017

Las mujeres pueden ser felices sin ser madres


Hay algunas mujeres que no desean tener hijos. Yo mismo conozco a algunas de ellas, y tienen sus razones.

También hay mujeres que no pueden tener hijos normalmente y que han decidido no forzar su destino o no forzar a la naturaleza, como quiera entenderse, sometiéndose a agotadores y dolorosos tratamientos, y, que, al mismo tiempo, no desean adoptar, porque, por ejemplo, no se ven criando a un niño que no sea biológicamente suyo, aunque si se hubiera dado el caso de que pudieran concebir, sí que lo habrían hecho gustosas.

También hay mujeres heterosexuales que no es que biológicamente no puedan tener hijos, sino que, por A o B razones, no han conseguido establecer una relación de pareja estable, y que, por otro lado, no quieren formar una familia solas.

Así, pensando en esto rápidamente, se me ocurren estas tres situaciones. Y se me ocurren porque, repito, conozco personalmente algunos de estos casos.

Pues bien, ninguna de estas tres posibilidades implica que la mujer en cuestión sea infeliz o que no se sienta realizada o que se quede sola. Si a las finales se siente de alguna de estas formas, no será porque no fue madre, será por otras razones que tienen que ver con asuntos concernientes a su salud psicológica. De hecho, con o sin hijos se tendría que sentir, en el fondo, igual de sola, infeliz o sin sentido.


Es más, sí que estas mujeres pueden conseguir vivir tranquilas, llevar una vida cómoda, plena e incluso ser felices (digo "incluso", porque alcanzar la felicidad no es nada fácil para nadie, seamos padres de familia o no).

Por ejemplo, ¿uno o más hijos garantiza que tu vida tenga sentido? No. De hecho hay muchísimos padres y madres que sienten cómo su vida se desperdicia en el vacío justamente por dedicarse solamente a criar hijos, así que no, no podemos achacar esto de la no realización personal a la falta de hijos.

¿Tener hijos garantiza que no te vayas a quedar solo? ¡Tampoco! Porque si eres lo suficientemente maltratador con tus hijos, por ejemplo, ellos, a la larga, te pueden dejar solo. ¿Cuántas veces vemos esos casos de "malos hijos" que abandonan a sus papás y los dejan completamente solos en su vejez?

¿Tener hijos garantiza la felicidad? No, para nada. De hecho a mí me parece que las mujeres sin hijos que conozco parecen estar más contentas que las mujeres con hijos que conozco. Por supuesto este conteo personal no tiene ninguna relevancia, más allá de lo anecdótico, pero es que ya hablando más desde mi profesión, sí puede ilustrar lo que sí sabemos: que hay mujeres sin hijos que pueden estar muy bien y sentirse contentas, así que no, una mujer que decida no tener hijos no está condenada a la infelicidad, y si es infeliz, no es porque no tenga hijos, es porque ella misma no se siente bien en general, sea en la situación que esté.

La motivación egoísta

Más bien hay un gran peligro a la hora de optar por formar una familia: cuando decidimos ser padres para satisfacernos a nosotros mismos. Ahí es que empezamos con el pie izquierdo.

De acuerdo, esto del egoísmo de alguna manera es ineludible. En el fondo, muy en el fondo, siempre hacemos las cosas para satisfacernos, ya lo sé, pero es que yo me refiero a casos evidentes en los que "el otro", en este caso, el hijo, pareciera no contar para nada. Por ejemplo:

- "Quiero ser mamá para sentirme realizada como mujer."
- "Quiero ser mamá para no quedarme sola."

Hay motivaciones que son aun más egocéntricas. Por ejemplo, algunas de las que he escuchado por ahí:

- "Quiero tener hijos para que me cuiden cuando sea vieja."
- "Quiero tener un hijo para sentir que me perpetúo luego de mi muerte, para sentirme inmortal."
- "Quiero ser mamá porque mis papás quieren nietos."
- "Quiero ser mamá porque, si no, ¿qué van a decir de mí?"
- "Quiero ser mamá para poder irme de mi casa."
- "Quiero ser mamá para comprometer a mi pareja a casarse conmigo."
- "Yo no quiero ser mamá, pero voy a serlo porque mi esposo desea tener hijos y no quiero que me deje."
- "Quiero ser mamá para poder enganchar a mi pareja adinerada y garantizar mi seguridad económica."

¿Cuál es el común denominador de todas estas citas? Que todo es "yo", "yo", "yo", "mi necesidad", "mi satisfacción", "mi gusto", "mi capricho".

¿De eso se trata tener un hijo? ¿De satisfacer "mis" necesidades utilizando a la criatura que ni siquiera ha nacido? Como dije, ahí es donde se empieza con el pie izquierdo.

Yo te diría algo, si alguna de estas, u otras similares, son tus motivaciones, de verdad, mejor no seas mamá, no aún. En serio, no lo digo por el niño, que ni siquiera existe aun, lo digo por ti, es muy probable que no te vaya bien.

Empezar con el pie derecho

¿Cuándo se empieza con el pie derecho? Cuando tú y tu pareja desean tener un hijo para poder criarlo y darle lo mejor de ustedes. Se empieza con el pie derecho cuando la maternidad inicia como un acto de amor hacia la criatura que se ha decidido criar, y no como un acto egoísta.

- "Quiero ser mamá para criar a mi hijo y darle lo mejor de mí."

Fíjense cómo la sola oración parece apuntar hacia afuera, hacia el niño, y no se regodea en el círculo sin fin del egoísmo, de la motivación propia, de la autosatisfacción, que siempre apunta hacia adentro (yo, yo, yo). Aquí la futura mamá está entregándose al otro y eso es un acto de amor. Aquí se empieza con el pie derecho.


Mujeres que deciden no ser mamás

Por todo lo anterior, cuando encuentres a una mujer que ha decidido no ser mamá, no hay que molestarla con preguntas absurdas o con comentarios impertinentes. Cuando una mujer decide no ser mamá, siempre está tomando una decisión correcta, ya que esta mujer está teniendo la fortaleza, la honestidad, la autenticidad y la responsabilidad de reconocer que eso no es para ella, al menos no ahora. ¿O qué queremos? ¿Una mamá que no lo hace bien, desmotivada, infeliz, irresponsable?


El famoso argumento de la perpetuación de la especie

Las personas que dicen que las mujeres deberían ser madres porque hay que perpetuar la especie y que ese es el mandato natural, pues hay que decirles que tienen razón en la última parte. Efectivamente, es un mandato natural, y por eso nos sentimos tan atraídos hacia el acto de reproducirnos. Sin embargo, el ser humano es una especie de excepción. Este mundo no necesita más seres humanos. De hecho, nuestra especie está "hiperperpetuada". Así que no, no molestemos a las mujeres que no desean ser madres con este argumento, que este planeta tiene serios problemas de sobrepoblación y serios problemas ambientales. Inclusive hay pronósticos nada bonitos con respecto al calentamiento global, a la falta de agua y a la falta de alimentos para el futuro, problemáticas que se dan en gran parte por la sobrepoblación y que no solo ponen en riesgo la existencia de nuestra especie, sino la de muchísimas otras.

En última instancia, el ser humano es especialista en ir en contra de los mandatos naturales. Con ese mismo argumento de la perpetuación de la especie, habría que desconectar a todos los enfermos de los hospitales porque llevan una existencia "no natural" y el mandato natural en esos casos es la muerte. Así que no, mejor dejar ese argumento, que hace rato que el ser humano no es una especie que se rige por las leyes de la naturaleza, y eso lo podemos ver con solo asomarnos a la ventana.

Para terminar, les dejo una nota publicada recientemente en el diario Perú 21 que trata justamente sobre este tema, con algunos valiosos testimonios de algunas de estas mujeres que no desean ser mamás:

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