10 feb 2015

A veces es mejor no tener cerca a los papás

Recuerdo que hace algunos años una maestra mía dijo algo durísimo, tanto que hasta medio me reí amargamente porque llegaba ya a límites tragicómicos. Comentando acerca de un perturbado padre de familia que les cortaba las uñas tan pequeñas a sus niños, pero tan pequeñas, que les acababa saliendo sangre de las puntas de los 10 dedos de las manos y de los 10 dedos de los pies, sentenció: "ese padre les haría más bien a sus hijos estando muerto".

Algo chocante era que esta maestra mía siempre ha sido una persona muy acomedida, prudente, sin excesos. Era de la última persona de la que habría esperado un comentario así. Pero tenía razón. A veces, los padres están tan mal que verdaderamente parece preferible para la salud de la criatura la orfandad, la adopción o la institucionalización.

Comento esto a propósito de una noticia que salió recientemente:

http://www.americatv.com.pe/noticias/actualidad/ica-video-mostro-brutal-golpiza-madre-su-hija-ano-y-medio-n169747
 
Recuerdo que cuando yo era un preadolescente, vi una película que trataba de una muchacha de unos 16 años que queda embarazada y da a luz a una bebé. La muchacha decide hacerse cargo de su hija. Sin embargo, hacia el final de la película decide darla en adopción. ¿Por qué? Porque llegó un momento en que su bebé lloraba y lloraba, como suelen llorar las criaturas, y ella, en su inmadurez y en su temporal insanía, tomó a su niña, desesperada porque no se callaba, la zamaqueó en el aire rogándole que se calle (como si pudiera entenderla) y finalmente la arrojó a la cuna desde donde la tenía, como quien tira enojada una mochila. Su bebé se silenció entonces, pero porque había quedado inconsciente por el golpe.

La adolescente de esta película hizo lo mejor que pudo como madre: darse cuenta de que ella le haría más daño a su hija criándola que entregándola en adopción.

Volviendo a la noticia

Reflexionando acerca de esto, no puedo dejar de imaginarme cuán mal de salud tiene que estar alguien para agarrar a bofetadas a una niña de un año y medio. Ya hay que estar mal para golpear a un hijo en general, pero es que esto se agrava cuando vemos que la persona está agrediendo a una criatura tan pequeña. Aquí ya no hay razón que valga, es el reinado de la sinrazón, porque es evidente que a bofetadas no va a lograr que se calle una niña de esa edad. Aquí simplemente se trata de descargar la ira que le produce las demandas de la niña, solo se trata de "darle su merecido", de sacar la inmensa rabia que se siente.

Frente a este tipo de relación malsana de maternidad, uno recuerda que a veces, en determinados casos, los padres hacen daño y que sí existen mejores opciones en su reemplazo.


Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495

diego.fernandezc@pucp.edu.pe

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