Obviamente es un chiste, pero un chiste muy crítico que puede tocar de algún modo o hacer pensar a muchos papás acerca del tema de la imagen, de las apariencias, de cómo seleccionamos solo lo mejor para compartir con el resto, mientras que la basurita se queda en casa (lo que de alguna forma es esperable).
El peligro está cuando el papá se cree su propia mentira y se olvida de "limpiar la basurita", convirtiendo su apariencia, su exterior, en algo maravilloso, mientras que en la intimidad se empiezan a acumular los problemas, siendo al final los hijos los que terminan más perjudicados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario