10 jun 2015

Los berrinches y el injusto linchamiento a los papás

En otras ocasiones sucede que si un niño hace un berrinche, todas las miradas girarán hacia la madre con una mirada reprochadora. En su lugar, la madre debería ser respaldada, porque hay muchas posibilidades de que el berrinche haya tenido lugar por no haber cedido ante alguna de las exigencias de su niño. Más bien, los criticones deberían decirle: "Buen trabajo. Sé lo difícil que resulta poner límites” (...).


Efectivamente, el berrinche o la pataleta de un niño no revela necesariamente que los papás son malos padres. Es muy probable que esos papás estén poniendo límites a un niño que está probando hasta dónde puede llegar. Es más, puede ser que estos papás estén haciendo un buen trabajo y que esa pataleta sea la primera o segunda en la vida de ese niño, y también posiblemente la última (dependiendo de cuán adecuadamente se comporten los papás).


A veces las personas nos apresuramos a juzgar. Es necesario que los niños aprendan que con berrinches, pataletas, manipulaciones, amenazas o escándalos, no van a conseguir nada bueno en la vida. Los papás que tienen que lidiar con un berrinche sí necesitan el apoyo de la comunidad y no la reprobación injusta, pues en esa lucha se está definiendo la calidad de un futuro ciudadano.

Más bien al avergonzar a estos padres con miraditas o murmullos, se los está haciendo sentir muy mal. Si esos padres no toleran esta presión social, podrían ceder ante la exigencia del niño para que este deje de exponerlos al castigo de la sociedad con sus gritos y sus escándalos. De esa forma, nosotros, los adultos de esta comunidad habremos contribuido con la formación de un niño con problemas y, en el peor de los casos, con la formación de un mal ciudadano.

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