En las épocas de vacaciones y en los meses de verano es muy importante recordar que, si bien nuestros hijos descansarán de todo lo que significó el último periodo de estudios, eso no significa que el resto de su existencia debe parar también.
Si usted tiene hijos que han estado siguiendo tratamiento médico o psicológico el último año y no han sido dados de alta, se le recomienda no caer en el error de suspender estos procesos "porque están de vacaciones", a menos que esto haya sido indicado por el profesional a cargo, o que dicho profesional esté fuera o de descanso, o que la familia haya planificado un viaje que haga imposible seguir con el tratamiento normalmente.
Si no hay impedimentos como los mencionados, las personas que no han culminado sus procesos de salud, deberían continuar con ellos. Suspender tratamientos por vacaciones es tan absurdo como retirarle el inhalador a un asmático porque terminó el año escolar. Igualmente, si usted sufre de alguna enfermedad, no va a dejar de tomar sus medicamentos porque toca vacaciones en su trabajo. Lo mismo se aplica a la salud psicológica y a la salud en general.
Las vacaciones se dan con respecto a lo laboral y a lo académico, nunca con respecto a la salud, al vestido, a la vivienda, a la alimentación, o a otras necesidades básicas. No hay que mezclar las cosas, y los chicos también tendrían que estar claros en esto.
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