17 jul 2015

Niños y adolescentes con celulares y tablets: control del tiempo


Los teléfonos celulares y tablets son dispositivos no recomendados para uso de menores de edad. Sin embargo, los padres han provisto masivamente a sus hijos de estos aparatos, generando una serie de problemas de salud (por ejemplo, cyberbullying, situaciones de abuso sexual, adicciones, exposición a materiales audiovisuales, y un largo etcétera - el tiempo dirá si a estos no se le agregarán problemas físicos producto de la sobreexposición a las señales).

Si los padres lo han pensado y han optado conscientemente por otorgarle un celular o una tablet a su hijo menor, se recomienda que esto se dé entre los 8 y los 10 años, y no después (menos aun antes), porque los adolescentes son más reacios a seguir el control de los papás. Sin embargo, esto sólo se recomienda sí y sólo sí los papás van a darse el tiempo y la dedicación de supervisar el uso que hace el niño del dispositivo. Por eso es recomendable, apenas se le dé el aparato al hijo, establecer las normas de su uso.

Precisamente, una de las normas puede ser el control del tiempo.

Un forma de supervisión: control del tiempo de uso

Los papás conocen a sus hijos. Pueden calcular desde antes si su hijo se va a descontrolar y va a hacer un uso abusivo del dispositivo, o bien saben que su hijo no se apega con facilidad a este tipo de cosas y, a pesar de que le guste, no va a abusar del dispositivo, y su presencia no va a poner en riesgo las otras áreas de su vida (estudios, vida social, deportes, contacto cara a cara con otras personas o con sus papás).

Si los papás calculan que su hijo se va a descontrolar o no está preparado para controlar él mismo el uso de dispositivos tan adictivos como estos, es recomendable que los papás normen desde el comienzo el tiempo de uso del aparato. Esto se refiere a cuánto tiempo por día, qué días y en qué horarios está permitido el uso del dispositivo, tomando en cuenta también que no es lo mismo de lunes a jueves que de viernes a domingo. No hay que ser muy restrictivo, ni tampoco demasiado permisivo. Hay que encontrar un equilibrio.

No es necesario que esta norma de los tiempos se mantenga rígida. Pueden ir haciéndole enmiendas conforme ven cómo se desenvuelve el menor. Si ven una reacción muy desfavorable, que no tiene visos de cambiar, se le puede retirar el dispositivo. Esta posibilidad, ante el abuso o lo perturbador que puede ser el aparato para la salud del hijo, también debe estar avisada desde el comienzo, para que luego no hayan reclamos o sorpresas. Eso sí, no usar esto como caballito de batalla ("te voy a quitar el celular, ¿ah?"), amenazando a cada momento con la aplicación de esta cláusula; eso no es muy conveniente y no funcionará. Simplemente, si los papás llegan a la conclusión de que el hijo no está preparado para usar el aparato, se le retira, nada más; hacerlo de forma segura, seria y coherente, como último recurso.


Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495

diego.fernandezc@pucp.edu.pe

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